Discografía que incluye canciones de Luisito Rey
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"Un día estoy en el Bronx y oigo unos ruidos que vienen de un basement y me quedé parado escuchando. Oigo (el sonido de) las congas y un tipo cantando y me acerqué a preguntar. Me dicen que es un grupo que está empezando y se llamaba Goes Colón. Le dije al trombonista que yo cantaba y éste me dijo que regresara la semana entrante para audicionarme. Cuando fui, se trataba de otro grupo que él estaba organizando e hice mi prueba, quedé chévere con ellos y me integraron", comenta el salsero.
A partir de entonces, Ray de la Paz se convirtió en el cantante de la orquesta Don Juan, un colectivo con una base armónica fuerte, con dos trombones, a la sazón del sabor que impuso el trabajo creativo de Willie Colón y Héctor Lavoe, que en esos años marcaban su dominio en el ambiente caribeño de Nueva York y Puerto Rico. Su experiencia en el grupo Don Juan le ayudó al cantante para alimentar su estilo interpretativo, que tomó, en parte, de la influencia del matancero cubano Justo Betancourt y del sonero Héctor Lavoe.
"Después que escuché en un disco el tema 'Songorosongo', cantando Justo Betancourt, dije que no había pa' más nadie. Me gustó su interpretación por el sabor y el guapeo. Me aprendí la canción y la practiqué en casa porque era lo que estaba buscando", confiesa.
Junto al grupo Don Juan visitó los estudios de grabación por primera vez.
En aquella ocasión trabajaron un disco de 45 rpm, hecho para el sello Mucho Records, en el que se patentizó la influencia que venía arrastrando de los cantantes Justo Betancourt y Héctor Lavoe. Aunque el disco no tuvo ninguna repercusión en el mercado, le abrió las posibilidades de trabajo y aumentaron sus presentaciones durante los fines de semana en los clubes de música latina neoyorquinos.
En 1974 el grupo de Don Juan se desintegró porque su director "se mudó a Puerto Rico a hacer otras cosas".
Ray de la Paz, por su parte, continuó actuando en clubes de baile hasta que, poco tiempo después, conoció al músico Cruz de Jesús ("Chino"), quien lo invitó a formar parte de su grupo El Conjunto Melao.
La experiencia con este grupo es considerada por el vocalista como "un escalón" en su devenir artístico. En éste, tuvo la oportunidad de rodearse de varias figuras importantes en el quehacer musical de la época, como Héctor Zarzuela, Jimmy Delgado, Eddie Temporal y Pablo Canti, entre otros.
"Con ellos agarré mucha experiencia porque era gente que conocía bien el negocio", acota.
El disco homónimo, lanzado en 1975 bajo el sello TR, impactó el mercado con temas como "Se derrama el melao" y "Qué bien te ves", dos melodías que, pese a la fuerza que tenían las producciones salseras que realizaba el imperio disquero de Fania, gustaron y pegaron en la radio.
Su estancia en este grupo duró escasamente un año. Su salida estuvo matizada por una oferta que el artista recibió para integrar el grupo Guararé, dirigido por el pianista Gil López y en el que participaron un grupo selecto de jóvenes y talentosos músicos, como Tony Fuentes (bongó), José "Papy" Román (trompeta), Jimmy Delgado (timbales), Papo Vázquez (trombón) y Ángel "Cachete" Maldonado (batá).
Luego apareció "Renaissance" (1978), trabajada para el sello Inca (Fania) y producido por el maestro Ray Barretto.
En esta producción la voz de Ray de la Paz se hizo notar en la interpretación de "Te quiero gratis", "Elegüá", "Guapo", "Qué linda te ves", "Sigo esperando", "Pan con bacalao" y "María".
Para entonces, el cantante despuntó como uno de las mejores voces de la música antillana, con un fraseo exquisito y buena tesitura. Poco después su nombre comenzó a situarse entre las grandes ligas salseras, subrayando el mejor capítulo de su historia musical.
Corría el año 1978 cuando Ray de la Paz dio el salto más importante en su carrera musical, hasta entonces. Una noche, mientras trabajaba en el club El Campo del Sol, en el Bronx, el veterano percusionista Ray Barretto le hizo un acercamiento para que formara parte de su grupo.
Barretto había concentrado los últimos años de su carrera en su trabajo como jazzista, luego del éxito que logró en 1975 con el disco homónimo junto a los vocalistas Tito Gómez y Rubén Blades.
Era un momento importante para el músico, por lo que su invitación para rearmar su batería salsera era una oportunidad que ningún cantante rechazaría.
Ray de la Paz aceptó y, en un principio, se mantuvo en la orquesta interpretando los temas que habían sido éxitos en las voces de los cantantes que le antecedieron. El mismo año que ingresó a la agrupación participó en los coros del disco "Gracias" y un año después apareció también como corista en "Ricanstruction" (1979), el álbum que significó el reencuentro comercial de Ray Barretto y Adalberto Santiago.
En el año 1980 apareció en el mercado la primera producción de Ray de la Paz con la banda de Ray Barretto, "Fuerza gigante", que circuló con los temas "Tu propio dolor", "Arallué", "Aguardiente de caña", "Los mareados", "Pura novela", "Guarapo y melcocha", "Tus mentiras" y "Fuerza gigante". En este disco también cantó Eddie Temporal.
Luego, en 1982 acompañó a Ray Barretto como vocalista principal del álbum "Ritmo de la vida" y cantó las melodías "Manos duras", "Amor artificial", "Si no eres tú", "Granada", "Mi dedicación", "Indiferencia" y "Ritmo de la vida". En el ínterin, la agrupación del famoso percusionista lanzó al mercado otros dos discos pero sin la participación de Ray de la Paz.
Meses más tarde, la productora californiana oni Figueras le sugirió armar un proyecto musical diferente que tomara los temas más famosos de la canción balada para regrabarlos en formato de salsa, un experimento novel que, hasta ese momento, nadie había realizado. La propuesta contó también con la participación del veterano músico y arreglista Louie Ramírez y los cantantes Tito Allen y José Alberto "El Canario".
La idea era que cada vocalista seleccionara un par de temas de una lista de éxitos de baladas, y que luego se comenzara su montaje en clave salsera.
"En un principio había que escoger las canciones que uno quería interpretar pero yo no escogí, esperando que los demás decidieran para yo tomar lo que sobrara. Como la productora tenía prisa por grabar, buscó otro cantante y me dejó fuera, con la casualidad de que el día de la grabación me aparecí por los estudios y Louie me pidió que cantara. Leí los temas y los hice", narra el salsero.
Para su fortuna, las melodías que interpretó en ese álbum, que se tituló "Noche caliente", fueron los éxitos más brillantes de la producción y de los más importantes –comercialmente– para el género, en los inicios de la década de 1980. "Estar enamorado", "Todo se derrumbó", "O me quieres, o me dejas" y "Simple mágica" –todos en voz de Ray de la Paz– fueron la carta de triunfo de este nuevo proyecto que, en un giro radical, comenzó a trazar un nuevo rumbo para la música afroantillana.
A partir del éxito que logró Ray de la Paz, la salsa comenzó a explorar nuevas posibilidades armónicas y líricas tomando en consideración las variaciones en los patrones de consumo –la mujer se colocó en el mercado como protagonista de las relaciones de intercambio–.
Fue un nuevo momento para el género, ahora en su clasificación de "salsa romántica" que, contrario a las desviaciones rítmicas que le siguieron, en esta producción se conservó la esencia de la clave y el candor de su cadencia bailable.
"Hicimos una salsa con canciones románticas que eran los éxitos de los baladistas, pero nunca se abandonó el ritmo.
Louie (Ramírez) conocía muy bien su trabajo y era muy apegado a la clave'", comenta Ray de la Paz.
Ray de la Paz retomó su carrera en solitario al arribo de la década de 1990 y hasta el presente se ha mantenido vigente por su inigualable arte interpretativo.
En los últimos tiempos ha trabajado con Ray Barretto y la orquesta de Tito Puente. Desde 2002 forma parte de la portentosa agrupación Spanish Harlem Orchestra, junto a la que ha grabado los discos "Un gran día en el barrio" (2002) y "Across 110th Street" (2004).
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